JARDINES VERTICALES

La naturación urbana engloba tanto gestión de infraestructura verde de las ciudades como su enfoque en agricultura, permacultura y silvicultura urbanas. Estas tecnologías se pueden clasificar según su ámbito de actuación: ciudad en general (zonas verdes, jardines de lluvia, recuperación de solares…), vías de circulación (tranvías, carreteras…) y de forma más particularizada sobre edificios (jardinería vertical y techos verdes).

Los jardines verticales se presentan como alternativa a los ajardinamientos tradicionales cuando el espacio disponible supone un limitante constructivo, aprovechando el plano vertical para ello.

El desarrollo de vegetación sobre edificaciones ha sido una práctica habitual en el transcurso de la historia, desde los icónicos jardines colgantes de Babilonia hasta los reconocidos patios de Córdoba. La tendencia actual transiciona las fachadas verdes hacia auténticos muros vegetales.

Entre los principales beneficios de la jardinería vertical se incluyen: reducción del efecto ‘’isla de calor’’ en las ciudades, climatización pasiva de edificios, mejora de la calidad del aire y una mejora estética de las fachadas con la consecuente revalorización del inmueble. Pero, además cumplen una importante labor en el interior para luchar contra el ‘’síndrome del edificio enfermo’’, con un efecto muy positivo en hospitales y oficinas. Dentro de los muros vegetales podemos distinguir dos categorías, los sistemas de jardines verticales pasivos y los activos o biowalls. Independientemente del sistema escogido, existen soluciones basadas en hidroponía (módulos) y en contenedores superficiales (bolsillos). Los sistemas activos son más indicados para interior, pues combinan los pasivos con un sistema de impulsión de ventilación y sustrato poroso permeable al aire para actuar como biofiltro y climatización por enfriamiento evaporativo. No debemos olvidar que el jardín vertical es un elemento vivo, de ahí su tratamiento ecosistémico.